Centro de Investigación y Enseñanza de Terapias Alternativas
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Muerte en el Niño, el Adolescente y el Anciano

Tipos de enfermedades en el niño:

a) Transitorias (síntomas internos y síntomas externos).

b) Crónicas (de nacimiento y de desarrollo).

c) Terminales.

El niño es fácil de adaptar, sobre todo si nació con la enfermedad. El problema es cuando entra a la escuela y se compara con los niños sanos y se burlan de él. A medida de que un niño conozca de su enfermedad, la podrá afrontar mejor. Se debe ser transparente con el niño colocándonos a su nivel, sin asustarlo ni ser tan gráfico, pero sí en la medida de su entendimiento explicarle lo que le pasa, lo que le tendrán que hacer, los síntomas, por lo que va a pasar, en qué consistirá el tratamiento y responder con paciencia a todas sus dudas. Cuando se cae en la sobreprotección, el niño se vuelve chantajista y manipulador.

En el caso de una enfermedad terminal, el niño tiene el conocimiento de que morirá. Pero si no le hablan de su muerte, el niño cae en el juego de los papás de seguirles la corriente que no pasa nada. Sin embargo, con extraños sí lo externará.

Las etapas en la muerte infantil:

F La negación es más rápida de superar.

F Ira, coraje, agresión. Es mucho más abierta que en los adultos. Patalean, no se dejan colocar los aparatos, etc.

F Regateos. Si me porto bien, ¿ya me pueden quitar los aparatos? ¿Si hago lo que dice el doctor me puedo ir a la casa?

F Depresión. Hay depresiones tan intensas que no responden a tratamientos. La hospitalización la ven como agresión, abandono. Por eso, es muy importante que se le explique todo lo más claro posible.

F Aceptación. Los niños la viven más rápido; no así como los familiares. Y, a veces, los niños ya aceptaron y los papás y familiares les transmiten su negación.

Cuando un niño pierde a un ser querido:

0-2 años. Vive la muerte como ausencia, y la somatiza (surgen los síntomas: ronchitas, diarrea, llanto) se queda registrado y cuando crece puede expresar sus frustraciones somatizando (dolor de cabeza, gripe, etc.)

3-5 años. La muerte es transitoria, reversible como en las caricaturas en donde los personajes explotan, caen de edificios altísimos, mueren una y otra vez y no les afecta. Durante esta edad los niños no tienen la capacidad de comprender que quien se murió no va a regresar.

6 a la adolescencia. La muerte es irreversible, ya lo comprende; aunque aún a muchos adultos les ocurre como una especie de mecanismo de defensa el creer que regresan (toman el teléfono para marcar su número y cuando se está a punto de hacerlo, se recuerda que ya no está o el llegar a la casa y al estar a punto de saludar a la persona avisándole que ya llegó se hace conciencia de que ya está muerto y se molestan porque es así. Aquí se consolida la personalidad y la autoestima.

Como el pensamiento es tan mágico en los niños, no debemos evadir la verdad diciéndoles cosas como: “se lo llevó Dios” porque van a creer que Dios es malo, lo van a culpar. ¿Qué puede ocurrir si les damos esa información? En primer lugar, tendrán resentimiento contra Dios y lo creerán injusto, o bien pensarán que Dios se lleva a la gente buena, por lo que ellos, al no querer morir, tratarán de portarse mal para que Dios no se los lleve. Sencillamente hay que decirles la verdad: “se murió”. Hacerle saber que la muerte es parte de la vida.

¿Cómo decirle a un niño que tiene una enfermedad terminal? Tal como es: “estás enfermo”. Lo más transparente, prestándose a la mayor comunicación, sin términos médicos, pero sí haciéndole frente a la verdad. En caso de leucemia, por ejemplo, decirle: “tienes sucia tu sangre y con los tratamientos se limpiará” Ser lo más sutil que se pueda, pero dentro de la verdad y de la transparencia.

¿Cómo decirle a un niño que murió su mamá? No decirle que es un ángel, ni como habíamos dicho antes, que se la llevó Dios, ni que es una estrellita, sino que murió. No darle falsas esperanzas que la volverá a ver, ni confundirlo con ninguna otra mentira.

Muerte de adolescentes

El adolescente no quiere que nadie lo vea si pierde el cabello o sufre algunas otras deformaciones de su persona. Se resiste a aceptar la quimioterapia o a algún otro tratamiento que afecte su aspecto.

Etapas en la muerte del adolescente

F Negación. No quiere reconocer que está enfermo.

F Coraje. Busca “blancos” específicos para sacar su agresión. El niño ve el presente, pero el adolescente está centrado en el futuro y le da más coraje que a un adulto o a un niño se le corten sus planes.

F Depresión. El adolescente vive la depresión y el coraje más intensamente que nadie. No quiere nada, ni hablar con ninguna persona.

F Aceptación. Sabe que no regresará. Habrá que explicarle los términos, el tratamiento, los síntomas y decirle que tendrá que luchar.

Muerte del anciano:

Reacciones:

F Angustia. Ignora lo que le pasa o por lo que pasará.

F Depresión. Pierde la autonomía, la libertad, el prestigio.

F Negadora. Cree que el médico no sabe nada, no quiere seguir ningún tratamiento.

F Eufórica. Ahora que está enfermo es cuando lo frecuentan, y hasta llega a disfrutar de su enfermedad con tal de recibir atenciones que antes no tenía.

F Indiferente. No responde a nada ni quiere hablar con nadie.

F Sobrecompensadora. Se quiere componer. Cualquier mejoría lo exagera y si empeora lo niega. Quiere a toda costa aliviarse.

F Regresiva. Si tiene prohibido comer dulces o chocolates, lo hace a escondidas. Se comporta como niño.

F Histeroide. “Estoy muy grave”. “Me tienen abandonado”. “Nadie me hace caso”. “No me atienden”.

F Hipocondríaca. Lee e investiga en todos los medios que tenga a su alcance acerca de su enfermedad y platica con quien se cruza en su camino de sus enfermedades, agregándole síntomas.

F Sublimadora. “¡Tengo mi enfermedad!, pero la vivo para ahorrarme el purgatorio”. Le da otro sentido a la enfermedad.

Debemos considerar que la vejez no es una enfermedad, sino un proceso biológico.

Características de la vejez:

Ä Cada vez cuenta con menos recursos físicos, emocionales y económicos.

Ä La enfermedad puede darle un sentido nuevo a su vida (ahora tiene que ocuparse de ir al médico, seguir sus tratamientos y ocuparse en ello, cosa que antes no hacía).

Ä Detecta su deterioro, sabe que ya no escribe, camina, ni hace ninguna otra actividad como lo hacía antes.

Ä Se angustia de todo. “Fulanito no ha llegado”. “¿Qué le pasaría a perenganito que no he sabido de él?”

Ä El síndrome hipocondríaco. Sus achaques y enfermedades se convierten en su tema principal y lo hace con más frecuencia.

Ä Se pueden presentar psicosis delirantes. “Me quieren envenenar”

Ä Procesos demenciales. No reconoce a las personas, olvida que trae pijama, se le olvida que no trae ropa, etc.

Recomendaciones:

ü Mantenerse autónomo lo más posible.

ü Mantener los hábitos de higiene física y mental.

ü Permanecer activo y útil.

ü Que hasta el último momento desarrolle todas sus potencialidades.

ü Mantener contacto con amigos, familiares o vecinos.

ü Que aproveche estos años para compartir con sus seres queridos.

ü Transmitir su experiencia.

ü Ayudarlo con paciencia a adaptarse a lo nuevo.

ü Que tenga alicientes. Nada envejece más que carecer de alicientes, a cualquier edad. Es por eso que muchos jubilados en edad productiva decaen.

 
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